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Arquitectos: More&Co
- Área: 2000 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Antonio Andrade
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Proveedores: AutoDesk, Cumen, GEOGRAVEL, Growready, Simon, Torinco, Trimble Navigation
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Con una terraza con vistas a la Playa de la Barrosa, un patio con capacidad para 250 personas y una zona de restaurante para 100 comensales, El Cuartel del Mar, el nuevo espacio de Azotea Grupo, está situado en un enclave inmejorable.
A nivel arquitectónico, Azotea Grupo ha confiado en el estudio de Paula Rosales, quien ya estuvo a cargo del premiado NuBel en el Museo Reina Sofía de Madrid, y que propone una intervención muy respetuosa poniendo en valor las características únicas del entorno de la Playa de la Barrosa.
El proyecto de rehabilitación y acondicionamiento del edificio tiene como objetivo reconvertirlo en restaurante y sala de exposiciones abierta al público. El cambio de uso del edificio requiere repensar los espacios para adecuarlos a su nueva vida. Se han efectuado una serie de mejoras en la distribución, tanto interior como exterior, para aprovechar al máximo las condiciones del lugar, potenciar las vistas y permitir el uso fluido tanto de visitantes como de trabajadores por las instalaciones.
La rehabilitación del edificio busca realzar lo conservado, y acondicionarlo implica integrar las instalaciones y la estructura que requiere la normativa actual de la manera más respetuosa y discreta posible. Se incluyen además estrategias pasivas de protección solar, como son las pérgolas de madera, que tamizan la luz natural para controlar la incidencia solar sobre el edificio y sus usuarios, o la elección de colores claros en la envolvente del edificio para evitar su sobrecalentamiento.
El respeto por el entorno no pasa sólo por potenciar el valor natural e histórico del conjunto, sino que además lo integra utilizando materiales y técnicas constructivas locales, de uso tradicional, en una relación directa con lo artesano, revalorizando lo propio del lugar con una visión contemporánea. Priman los materiales naturales y el producto español, realizando el diseño local y nacional.
Se revisten de mortero de cal en tono claro todas las fachadas y particiones interiores del edificio. Relacionadas con la imagen de construcción tradicional gaditana, este material será como una piel transpirable para proteger y permitir respirar al edificio, garantizando a los que allí viven un estado de bienestar psíquico y físico. Se aísla la cubierta y se reviste con grava o pavimento continuo de hormigón, de nuevo en tonos claros para proteger del sol, y además integrarlo en el paisaje a vista de pájaro. Se incluye por la misma razón vegetación dispersa en la cubierta y patio, de bajo mantenimiento, enlazando con el paisaje circundante.
La carpintería de madera en puertas y ventanas en fachadas, con altas prestaciones de aislamiento térmico y acústico, se ha elegido por ser un material natural y cálido que crea un interior más confortable. Además, se ha optado por madera en lugar de metal por su mantenimiento a largo plazo, atendiendo al agresivo ambiente marino al que estará expuesta. Se integran detalles de barro, piedra y elementos reutilizados, que vinculen repetidamente con el espacio histórico en el que nos encontramos.
En el interior, pavimentos continuos de hormigón pulido permiten una gran flexibilidad de distribución de los espacios, dando un aspecto natural y dejando el protagonismo a las vistas al exterior encuadradas por las ventanas. El falso techo de madera y cañizo trenzado se replica en las pérgolas exteriores en un juego de espacio interior-exterior continuo, e incorpora la absorción acústica oculta en su interior. La brisa de la ventilación cruzada entre fachadas y el sonido del oleaje hará el resto.
Alejandra Pombo firma una decoración en la que han primado los colores neutros y las fibras naturales tanto para el mobiliario como para los tejidos.